Aprender a Decir NO
El decir que no a la otra persona es una de las situaciones que más nos cuesta manejar.
¿Por qué nos cuesta tanto decir no?
En el “aire” flota el temor a poder deteriorar la relación, a ser juzgados por el otro o rechazados… Ese temor es uno de los más básicos del ser humano y proviene de nuestros antepasados, ya que el pertenecer a un grupo, fue uno de los factores que nos permitió sobrevivir como especie.
Sin embargo, es necesario que cada uno ponga límites en todas las relaciones con los otros. Si no lo hacemos, tarde o temprano eso influirá en la relación con nosotros mismos, nos sentiremos “pequeños” y puede que incluso sintamos resentimiento hacia los demás, experimentando la sensación de que damos más de lo que recibimos.
Tengo derecho a tratarme con respeto y dignidad
El primer paso para que no nos cueste tanto expresarnos, es interiorizar nuestros derechos básicos. El primero de ellos hace alusión al “derecho a ser tratados con respeto y dignidad” … y ¿si lo formulamos en primera persona? “TENGO DERECHO A TRATARME CON RESPETO Y DIGNIDAD”
- ¿Y qué significa eso? Ponernos en el lugar que nos corresponde, es decir, en el mismo nivel que “el otro”, ni por encima, ni por debajo.
- Ese derecho nos conecta además con otros tan importantes como:
- “El derecho a ser escuchado…”
- “El derecho a decidir qué hacer con mis propiedades, cuerpo, tiempo, etc, mientras no violen los derechos de las otras personas”
- “El derecho a mi descanso, aislamiento, siendo asertivo…»
En definitiva, “El derecho a decir NO sin sentir culpa” , y como tal derecho, no necesita de explicaciones o razones.
El decir no, es una conducta de autocuidado y de respeto hacia nosotros mismos…
Cómo decir No
Decir no a una petición, crítica, acusación o queja de forma asertiva implica expresar nuestro desacuerdo, sin tratar de herir a los demás. Supone escuchar al otro, y escucharnos a nosotros mismos. Al hacer esto nos tenemos en cuenta, y somos coherentes con nuestras necesidades. Tomamos el control de nuestras cosas, nuestro tiempo, cuerpo y decisiones. En definitiva, nos trasmitimos el mensaje de que “merecemos ser tenidos en cuenta” y eso redunda en nuestra autoestima.
Pasos a seguir:
- Escucho activamente a la otra persona
- Conecto con lo que quiero y lo que siento. En este paso es importante el no caer en el “da igual” “no me cuesta nada…” Muchas veces buscamos excusas para no conectar con nosotros mismos y lo que verdaderamente necesitamos o sentimos, y priorizamos al otro, dejándonos en un segundo plano.
- Expreso mi negativa de forma breve, directa y con amabilidad; empatizando de forma verbal con el otro (me pongo en su lugar y expreso como creo que se siente).
- Ante la insistencia: Sigue conectado con lo que sientes y piensas y tu derecho a decir no. ¡Ojo! No te justifiques poniendo excusas. Es suficiente con explicar de forma clara y concisa el motivo. Podemos usar la técnica del disco rayado: repetir nuestra negativa una y otra vez, con tranquilidad, sin caer en las provocaciones que pueda hacer la otra persona. Recuerda usar la empatía y amabilidad del paso anterior. No ceder ante los chantajes emocionales que el otro intentará hacernos ante las distintas alternativas.
- Dar alternativas, si verdaderamente quieres. Para ello puedo usar la técnica del sándwich, en la que expreso algo positivo antes y después de rechazar la petición. “Gracias por pensar en mí, pero hoy no me va bien quedar, pero si te parece podemos quedar el viernes”.
- On 6 junio, 2022