Vacunación COVID19 en personas con VIH
Las personas con VIH podríamos entrar dentro del grupo 5 de riesgo para la vacunación frente al COVID19
El grupo 5 contempla a las personas con condiciones de riesgo y aunque la evidencia sobre el riesgo de las personas con el VIH de desarrollar COVID-19 grave es hasta la fecha limitada, al principio de la pandemia parecía apuntar que las personas con el VIH pudiesen tener un riesgo similar al de la población general de adquirir el SARS-CoV-2 y de una evolución similar en caso de COVID19.
Los resultados de estudios posteriores realizados en cohortes más grandes con un mayor número de pacientes con el VIH han hallado un ligero aumento en las tasas de hospitalización y la mortalidad general en la coinfección por el VIH y la COVID-19, pero en personas con el VIH mayores y/o con comorbilidades, o en pacientes en un estado de inmunosupresión por no tomar tratamiento antirretroviral o por haber recibido un diagnóstico tardío reciente.
Estrategia de Vacunación en España
La estrategia de vacunación estará sujeta a continua adaptación en función de la información científica disponible. El Consejo Interterritorial del SNS será el órgano que apruebe formalmente las diferentes priorizaciones de cada etapa, previa discusión en la Ponencia de Vacunas y en la Comisión de Salud Pública.
Los principios rectores son: igualdad y dignidad de derechos; necesidad; equidad; protección a la discapacidad y al menor; beneficio social; reciprocidad y solidaridad.
Previsión vacunación para Enero-marzo, grupos del 1 al 4:
- G1; Personal sanitario y sociosanitario
- G2; Personas residentes en centros de mayores
- G3; Población general mayor de 64 años
- G4; Personas con gran discapacidad
Previsión de vacunación a partir de abril (segunda y tercera etapa):
- G5; Personas con condiciones de riesgo (en las que se incluiría el VIH)
- G6; Personas que viven o trabajan en comunidades o entornos cerrados
- G7; Personas pertenecientes a poblaciones vulnerables por su situación socioeconómica
- G8; Personas con trabajos esenciales
- G9; Personal docente
- G10; Población infantil
- G11; Población adolescente y joven (mayores de 16 años)
- G12; Población adulta
- G13; Población de áreas de alta incidencia y/o situaciones de brotes
- G14; Embarazadas y madres que proporcionan lactancia natural
- G15; Población seropositiva a SARS-CoV-2
CESIDA, coordinadora de las diferentes entidades que trabajamos en el ámbito del VIH considera:
- Que la evidencia sobre el riesgo de las personas con el VIH de desarrollar COVID-19 grave es hasta la fecha limitada.
- Sería deseable que cualquier decisión que se tome a nivel estatal sobre la priorización de la población con VIH en las estrategias de vacunación se base en un amplio consenso europeo, sociedades científicas europeas de gran prestigio como la EACS y BHIVA.
- Que todas las personas con el VIH deberían ser vacunadas en el mismo grupo de prioridad tanto por la evidencia limitada como atendiendo al principio de precaución.
- Los criterios que lo justificaría serían no solo la vulnerabilidad clínica sino también la vulnerabilidad epidemiológica. Muchas personas con el VIH en situaciones de vulnerabilidad social suelen soportar también una mayor vulnerabilidad epidemiológica, entendida como un mayor riesgo epidemiológico al SARS-CoV-2 por una mayor exposición a la infección, retraso en el diagnóstico e identificación de contactos o mayor dificultad para seguir las medidas de aislamiento o cuarentena.
- Que si campaña de vacunación ha de articularse a través de los centros de salud, probablemente sea más realista y factible vacunar a todas las personas con el VIH en el mismo grupo que hacerlo por subgrupos de prioridad ya que esto último supondría más barreras para la logística y más confusión entre la población a vacunar.
- Entendemos que la evidencia actual , aunque limitada, apunta a que las personas con el VIH jóvenes, con viremia controlada, nivel de CD4 > 200 y ausencia de comorbilidades no tendrían un mayor riesgo de adquirir el SARS-COV-2 y de presentar mayores tasas de hospitalización y muerte. Priorizar a este colectivo en la estrategia de vacunación podría chocar con el principio de equidad por el que se rige la misma. No obstante, pensamos que esta misma situación se puede dar en otras patologías en la cuales distintos grados afectación podrían variar de forma significativa el riesgo de gravedad de la COVID-19. Por ello estratificar tan solo a los pacientes con el VIH podría atentar contra el principio de igualdad frente a otras patologías.
- Insistimos en que la racional de nuestro posicionamiento se basa principalmente en criterios de factibilidad de la implementación. Creemos que no es realista pretender que se haga un cribado de todos los pacientes con VIH y otra patologías para determinar su grado de vulnerabilidad.
- Por último entendemos que el impacto real en la estrategia de vacunación de la población con el VIH que no presenta factores de riesgo asociados a la edad, la presencia de comorbilidades, inmunosupresión y vulnerabilidad epidemiológica sería muy pequeño en un contexto que pretende alcanzar la vacunación universal.
- On 27 diciembre, 2020